lunes, 20 de mayo de 2013

MI PROYECTO DE VIDA

 Desde los últimos años escolares, los adolescentes empiezan a preguntarse cuál será la carrera que van a estudiar y cuál universidad escoger; quizá lo que necesitan es descubrir su vocación y es ahí cuando deben estar presentes los padres de familia, los docentes y las psicorientadoras para ayudarlos con la orientación profesional.

Para empezar hay que entender qué es vocación, pues casi siempre existe la tendencia de asociarla solo con la vocación religiosa; sin embargo todo lo que el ser humano realiza responde a una vocación.

“La palabra vocación viene del latín Vocare y significa acción de llamar, de ser llamado. Es el deseo de emprender una profesión, carrera o cualquier actividad, es lo que se quiere hacer y ser, es lo que motiva a la persona a darle sentido a su vida” comenta Gloria de Manrique, orientadora familiar.

Con el trabajo nos realizamos, desarrollamos nuestra personalidad, nos enriquecemos personal y culturalmente. Además nos da ocasión de establecer vínculos con otras personas, de servir a la sociedad, de hacerla progresar , de contribuir a la mejorar las condiciones de vida de los seres humanos.

El trabajo nos da ocasión de ejercitar una serie de virtudes, aunque esta palabra esté devaluada. Por ejemplo la laboriosidad, el no dejar entrar en nosotros la pereza o la desidia. El deseo por poner en práctica la perfección en la tarea realizada, el huir de dejar las cosas a medias, la chapuza para salir del paso, el quedar bien sin más. La puntualidad para empezar y terminar las tareas cuando debemos. La alegría y el optimismo para trabajar siempre con buena cara sin complejo de víctimas. El dar humanidad a las relaciones laborales evitando las tensiones que se puedan producir.